El papel decorativo es desde hace muchos años una opción a la pintura en la decoración de las paredes. Llego hasta Europa procediente de Oriente en el siglo XVII y la revolución industrial provocó su impulso gracias al avaratamiento de su fabricación por la mecanización.
Desde entonces han estado presentes en la decoración, y poco a poco fueron apareciendo los motivos sencillos, habitualmente florales, más tarde las formas geométricas en los años 30 y 40, y durante los 60 y 70 tuvieron su máximo apogeo. A principios del siglo XXI los vinilos adhesivos parecieron tomarle la delantera, pero sin embargo el papel sigue resistiendo, aunque con innovaciones como la imágenes digitalizadas, estampados retro o papel pintable para personalizarlo.
A continuación vemos cómo sería la sencilla colocación de un papel de pared, esta vez no para la pared completa, sino para configurar un mural que resalte sobre un muro.